Entrevista con el actor Jonás Torres, protagonista de la película «75 días»
Jonás Torres. Quédense con este nombre porque, a buen seguro, dará mucho que hablar. El actor malagueño ha debutado en la gran pantalla con un reto de altura. Torres da vida a Antonio Anglés en “75 días”, ópera prima de Marc Romero.
La película aborda en uno de los sucesos más mediáticos de nuestro país, el asesinato de tres chicas menores de edad en la localidad valencia de Alcàsser en noviembre de 1992. Antonio Anglés fue, junto a Miguel Ricart, uno de los principales implicados en el caso. Esta interpretación le sirvió a Jonás Torres para hacerse con el premio a Mejor Actor Revelación en la última edición del Sol Russian Film Festival (festival de cine y cultura rusa) celebrado en Torrevieja el año pasado.
Hablamos con el intérprete para saber qué ha supuesto esta película para él y cuáles son sur próximos retos en el mundo de la interpretación, en el que espera tener una prolija y exitosa carrera.
– ¿Cómo llegas a formar parte del reparto de “75 días”?
De la forma más habitual para un actor, mediante casting. Aunque al contrario de la mayoría de pruebas para ficción que son muy inaccesibles, en este caso se trataba de un casting abierto por lo que se presentaron multitud de candidatos.
Lo curioso en este caso es que, por equivocación de la persona encargada de mandar las separatas, me llegó la prueba para el personaje de Ricart que fue el que preparé a conciencia. Cuando llegué a la prueba, Marc, nuestro director, me cambió completamente la propuesta que llevaba y hasta llegué a pensar que no había entendido absolutamente nada del personaje y salí muy indeciso. Luego me enteré que era porque quería verme en el rol de Anglés y agradecí eternamente ese error, porque igual si hubiera hecho el casting con la separata original no hubiese sido el elegido.
– ¿Qué ha supuesto para ti esta película?
La oportunidad de encarnar por primera vez un rol protagónico en un proyecto profesional. Cuando no eres un actor conocido por el gran público es muy complicado hacerse un hueco y que confíen en ti para algo más que un par de frases en la trama. Además, encarnar un personaje como Antonio Anglés supuso todo un reto en mi carrera porque nunca había hecho nada parecido y es todo lo contrario a lo que soy yo como persona.
– En noviembre se cumplen 30 años de los crímenes de Alcásser. ¿Habías oído hablar del caso antes de rodar la película?
No sabía nada al respecto. Cuando ocurrió esta tragedia yo tenía dos años y de mayor nunca he sentido curiosidad ni interés por este tipo de sucesos. Me marcó mucho, eso sí, un caso parecido, el de Rocío Wanninkhof porque ocurrió en mi tierra y allí nos conocemos todos o tenemos nexos en común. Recuerdo el revuelo e incertidumbre de mi familia que se volvió mucho más protectora.
Cuando tuve conocimiento de lo ocurrido con Miriam, Toñi y Desiré fue a raíz de la preparación para el casting. La primera noche me costó mucho dormir. No daba crédito al amarillismo y la falta de escrúpulos con los que se cubría cada noticia relacionada con el asesinato de las tres niñas. Intenté no ser morboso y evitar ver imágenes desagradables, pero en cuanto indagas un poco resulta inevitable no ver ciertas cosas.
– Interpretas a Antonio Anglés, uno de los protagonistas. ¿Cómo te preparaste para interpretar este personaje? ¿Tuviste que documentarte mucho?
Al contrario que mi compañero Ion Manresa, que contaba con todas las grabaciones reales del proceso judicial de Miguel Ricart, y por tanto podía crear el personaje desde la imitación; de Antonio Anglés solo se conserva el fragmento de un vídeo de tres segundos en un juzgado y una grabación en el contestador familiar. Todo el proceso creativo de construcción de personaje fue desde 0 con un 50-50 entre Marc y yo. Lo bueno de trabajar con él es que en todo momento tenía muy claro cuál era la visión que quería dar de Anglés y no me costó mucho entrar en su imaginario. Tuvimos un proceso de ensayos de varios meses en los que Marc me compraba o no la propuesta y pulimos detalles ya que ni si quiera comparto la energía con este personaje. Finamente iba muy seguro al set de rodaje porque ya estaba todo más que trabajado.
– ¿Cómo fue trabajar con actores de la talla de Antonia San Juan, Ana Ferández, Macarena Gómez y Mario Martín? ¿Te dieron algún consejo?
Ha sido todo un master contar con compañeros de su talla, así como con el resto del elenco. Había mucho compañerismo entre nosotros y artísticamente nunca he sentido diferencias entre actores conocidos o desconocidos. En el caso de Macarena, lo que más disfruté fue su profesionalidad. Me lo puso muy fácil desde el principio. Era una secuencia muy complicada a nivel físico y sin su entera disposición que me permitió ahondar en lo más oscuro de mi ser, no hubiésemos sacado ese resultado del que estoy muy orgulloso. Algo similar ocurrió con Andrea, Alex y Luz, que interpretan a las niñas de Alcàsser. Sin confianza como la que me brindaron es muy difícil rodar ese tipo de secuencias.
– “75 días” ha sido tu primer papel protagonista en la gran pantalla. ¿Qué aprendiste durante el rodaje?
Que quiero seguir trabajando de esto durante el resto de mi vida. Ojalá llegue el momento de poder vivir 100% de la profesión. La profesión de actor es gratificante a la par de dura, pero no la cambiaría por nada en el mundo.
– El estreno de la película se retrasó por culpa de la pandemia. ¿Cómo viviste aquella situación? ¿Llegaste a pensar que no estrenaría?
Estábamos a dos semanas de estrenar en el festival de Málaga y tres meses después vería su salida en cines y, de repente, todo se derrumbó. Lo viví con una incertidumbre grandísima. He tenido que “aguantar” la presión de mis familiares y amigos que me preguntaban cada vez que me veían cuando saldría el proyecto en salas. Y aunque lo hacían con todo su cariño e interés hacia mi persona me generaba mucho estrés porque no estaba en mis manos. Ya por fin puedo gritar a los cuatro vientos que cuento con una película en la gran pantalla y en concreto en el “Capitol”, uno de los grandes cines de la Gran Vía madrileña, que era uno de mis sueños.
– Has trabajado en teatro, cine y televisión. ¿En cuál te sientes más cómodo?
Me encanta actuar. En casi todos los idiomas actuar se traduce como jugar, y cuando juego me da igual el medio. El teatro tiene la magia del directo, la conexión directa con el público y la inmediatez de la corrección. Si te equivocas tienes que salvarlo como sea “the show must go on”. Es cierto que siento una especial predilección por la ficción. Estar en frente de una cámara me llena de adrenalina por lo que, si tuviera que elegir, me quedaría con el cine o una buena serie, que con lo la calidad con la que se hacen hoy en día, para el caso es lo mismo.
– ¿En qué momento tuviste claro que querías ser actor?
Desde que tengo uso de razón siempre he querido ser artista. Con seis o siete años ya tenía muy claro que quería dedicarme a actuar. Al principio mis padres se lo tomaban como la típica racha de sueños infantiles, pero con el tiempo mi opinión seguía siendo la misma y he tenido que luchar para poder formarme como actor ya que si hubiese sido por ellos, hubiera estudiado otra cosa. Aunque ahora son las personas que más me apoyan y confían en mí.
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– Estuviste dos años viviendo en París mientras te formabas como actor en la escuela Acting International . ¿Cómo fue la experiencia?
La recuerdo con mucho cariño. Cuando llegué a París no entendía ni “papa” de francés y además, cometí la osadía de presentarme a las pruebas de acceso para el segundo año. Llevaba la entrevista aprendida de memoria y cuando me hacían una pregunta que se salía del guión mi cara era un poema y se veía a la legua que no dominaba el idioma. Aun así, me escogieron, pero decidí empezar desde el primer curso porque tenía un ritmo más tranquilo y mi objetivo era aprender. Trabajé con grandes profesores y coaches de actorazos de Hollywood y fue toda una experiencia. Además, saqué muy buenas notas ya que soy un alumno bastante aplicado.
– ¿Cuál es el secreto para ser un buen actor?
Creo que no hay ningún secreto. Eso sí, hay que formarse y se nota cuando gente sin preparación es elegida para proyectos. Cada actor o actriz tiene que quedarse con el método y forma de trabajo que más le funcione. Yo he tenido la suerte de formarme en muchas escuelas con métodos muy diversos y he ido guardando aquello que me funciona y descartado lo que no me ayuda. Por ejemplo, me ayuda mucho nutrirme de mis experiencias personales para entender el personaje, pero sin profundizar en aquello que pueda herirme. Una especie de método Stanislavski, pero más sueve.
– ¿Qué proyectos tienes para el futuro? Ahora mismo estoy inmerso en la escritura de mi primera obra de teatro conjuntamente con otro amigo, actor y guionista, Jose Fuentefría. Quiero participar en la producción y, por supuesto, interpretarla. Me ha llegado alguna propuesta teatral interesante, pero no a corto plazo. En cuanto a ficción, espero que gente del mundillo pueda ver mi trabajo en “75 Días” y piensen en llamarme. Por el momento la cosa está tranquila, pero en este oficio o eres paciente o desesperas. Estoy seguro de que vendrán muchas oportunidades.